jueves, septiembre 29, 2005

EL ANGEL



-Dejameeeee...mierdaaa!!!. - Saul gritaba entre asustado y encolerizado desde el suelo -
Su atacante seguía pateando sus costillas violentamente y Saul sentía una puñalada a cada puntapié recibido. El dolor era tan terrible que a ratos le enceguecía. La victima, de alrededor de unos cuarenta años y más aun no entendía porque estaba recibiendo semejante golpiza. Su conciencia le decía que tratara de salir de ahí como sea, viendo que la vía diplomatica no habia conseguido resultados.
De pronto, y ante el descuido de un par de segundos de su atacante, el hombre se paro como pudo y con algo de dificultad empezo a correr. Alcanzó a alejarse algunos metros antes de que su victimario le sujetara de un hombro y le propinara un certero puñetazo en la nuca. Al caer pesadamente, rebotó su cabeza en la corniza y por alguna rafaga de tiempo perdió la conciencia.
Al recobrarse, su cuerpo estaba completamente dormido por la cantidad de golpes recibidos y pudo percatarse con horror de que su brazo izquierdo estaba fuera de su posición. No recordaba en que momento se había fracturado, pero tal descubrimiento le desconcertó. Como por instinto, se tomo con su otra mano el colgajo del brazo y se dió vuelta para proteger su extremidad lesionada.
Estando con su cara practicamente pegada al pavimento, pudo escuchar un ruido sordo desde las entrañas de la tierra. Dicho golpeteo crecia y se multiplicaba rapidamente hasta convertirse en pisadas. Cuando pudo reconocer de donde provenian los pasos, ante sus ojos una turba de no más de diez personas se acercaba a gran velocidad a espaldas de su castigador. Por lo aturdido que se encontraba, no podia distinguir si es que aquel grupo venía en tono amenazador o si buscaban terminar con su sufrimiento. Las respuestas llegaron al contemplar ante el al conjunto de recien llegados.
Desde las entrañas de la pila de gente emergió un hombre de mediana estatura y de parpados caidos. Con gran atención escrutaba desde su posición al demacrado y desangrado sujeto, el cual con su mirada pedía la compasión de su observador. Este no emitió respuesta alguna. Saul se acercó arrastrandose a sujetar los tobillos del hombre, pero este al darse cuenta de las intenciones del destrozado tipejo, se alejó un par de pasos y con una debil sacudida de su pie se liberó de su sucia y aminorada mano.
Saul ya no aguantaba más. Al sentir el frio rechazo de la otra persona, agachó su cabeza y rompió en llanto. El sujeto al ver como sufria el hombre en el suelo, se puso en cunclillas y se acercó para hablarle algo al oido. A ultimo momento se arrepintió y solo se dedicó a contemplarle desde aquella distancia. Por lo cerca que estaba, podía escuchar los sollozos que se ahogaban con las lagrimas que penetraban por la garganta de Saul y por algun momento se mantuvo en trance, mirando a esa criatura reducida y bastante destruida fisica y mentalmente. Por casi un minuto todos se mantuvieron en silencio. Solo se dedicaron a escuchar el doloroso desahogo del demacrado personaje.
De pronto, el silencio fue quebrado por unas palabras entre cortadas.
- Porque.... porqueeeeeee..... - gritó Saul -
El hombre ante el, le respondió.
- Tu eres el único culpable de lo que te pasa. - dijo friamente - Te dije que ibas a pagar con tu vida.
Saul soltó un pequeño suspiro y prosiguió.
- Mire... Don Manuel. Todo lo que hice, no fué gratuito.... - hubo un silencio - tenía conciencia que este mundo no iba a comprender lo que siento, la gente como usted no entiende lo que es amar.... - tosió - pero quiero que sepa que en ningun momento quise dañarla... por que mi amor y devocion hacia ella supera el amor que le tengo a mi propia vida.... . Ella, cuando la vi por primera vez, me tendió una mano cuando me sentía muy solo en este mundo. Ella me entregó lo más valioso que podia dar, su amor incondicional. Yo lo único que le pido es que me entienda, que deje de ver con los ojos cerrados y que de una vez por todas vea nuestra relación con un horizonte más amplio. Yo todo lo que hice fue por amor, por el amor que le tengo a su hija.... y quiero que sepa que si tengo que dar mi vida, la dare con gusto, por que la amo, y siempre la amaré, aunque usted se oponga.
Cuando Saul terminó de decir su última palabra, hubo un silencio sepulcral. Las palabras emitidas por el agonizante sujeto habían provocado el mayor de los silencios en la concurrencia y por su parte, el ofendido padre, vio como su semblante se desmoronaba y la tristeza le invadia. Como si se tratara de un niño en busca de su madre, Don Manuel comenzó a llorar.
Saul, quien habia sido torturado en cuerpo y alma, veia con asombro la reacción del padre de su amada. Pensó por un momento en que el menudo y en algun momento enfurecido hombre habia recapacitado, y que sus palabras le habia ablandado en lo más profundo de su corazón.
Pero que engañosas eran las palabras de su conciencia. Ya que al pasar algo de cinco minutos, vió como la furia incontrolable de la persona que le habia enjuiciado por el solo hecho de enamorarse de su retoño, se avalanzaba sobre su humanidad con una rabia que jamas habia visto. Manuel pateo el craneo de Saul hasta el cansancio, mientras gritaba a los cuatro vientos que era un enfermo y un desquiciado. Estas palabras fueron las mas suaves que alcanzó a escuchar su victima antes de dejar de existir.
Cuando Manuel se habia sacado toda la rabia de su interior, lo unico que quedó de Saul fue su craneo partido en el pavimento. Sus botas estaban ensangrentadas y con algo de frialdad se acercó a un pequeño antejardin junto a la vereda donde raspó su bota en el pasto para quitarse un resto de masa encefálica. Nadie le apuntó con el dedo o le increpó por el asesinato. Por el contrario, tal cual como habian llegado, dejaron el lugar en grupo, incorporandoseles el individuo que habia golpeado primero a Saul, el cual era el hijo mayor de Manuel. El cadaver de Saul quedó tirado en la calle como si de un perro se tratara.
Pasaron algunos dias desde el homicidio. La policia increiblemente no habia encontrado las pistas suficientes para inculpar a alguien y por lo mismo el caso quedo pendiente hasta un nuevo aviso. Por otro lado, Don Manuel y su hijo estaban pendientes de otra cosa y les daba lo mismo todo lo concerniente a los asuntos judiciales. El resto de los testigos de la brutal golpiza le prestaron todo su apoyo a los asesinos y les prometieron no hablar de lo sucedido a nadie. En otras palabras, este hecho quedaría en el aire y el pobre diablo que habia muerto, no le corresponderia a nadie reclamarlo.
El asunto que desviaba la atencion de padre e hijo de los eventos ya acontecidos era la pérdida de un ser querido, el sensible fallecimiento de justamente la otra protagonista de esta historia de amor, su pequeña hija Lucia.
Ella estuvo casi diez dias agonizando en el hospital. Los doctores, faltando algo de tres dias de su fallecimiento, le habian informado a la familia que era cosa de tiempo para su desceso. Como se suponia, esta noticia fue un verdadero golpe para sus familiares, que con esto veian que su preciosa hija les dejaba.
El dia de los funerales la lluvia se dejo caer con mucha violencia. Era como si desde los cielos lloraran su partida y le rindieran tributo con su llanto celestial, presentandole sus respetos a los desafortunados parientes. Dentro de la pequeña iglesia de madera, ya no habia espacio para la cantidad de personas que fueron a acompañar a la familia de la desafortunada. Junto al altar, sobre una mesa metalica especialmente puesta para la ocasión, estaba el pequeño ataud de roble. Don Manuel y su señora esposa se encontraban abrazados contemplando por sobre el vidrio el pequeño cuerpecito de su hijita. Dentro del sarcofago, habia una niña de no menos de cinco años, abrazada a su osito de felpa favorito y vestida con un vestido blanco. Por la mente de Manuel se dislumbro aquel fatal dia que supo lo peor, cuando le informaron que su pequeña niña estaba hospitalizada por una hemorragia interna, producto de lo deteriorado de sus organos genitales y de sus intestinos. Habia sido violada. Lo más increible era que el supuesto culpable la habia llevado al hospital para pedir auxilio. habia pedido que salvaran a "su angel".